viernes, 23 de noviembre de 2012

Las tablas de Daimiel




                              LAS TABLAS DE DAIMIEL

         Las Tablas de Daimiel es un parque nacional español. Está situado en la provincia de Ciudad Real en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha.

                   
                      Esta imagen representa las Tablas de Daimiel.

                            

  La Primera referencia conocida de Las Tablas de Daimiel está en el "Libro de la Caza" del Infante don Juan Manuel hacia el 1325 quien las describe como lugar muy propio para la caza y donde afirma que su pertenencia corresponde a la Orden de Calatrava.
De las Tablas se habla también en las "Relaciones Topográficas", mandadas hacer por Felipe II en 1575, el cual las visitó, y tan satisfecho quedó de las condiciones de este lugar, que ordenó que se guardase muy bien.

  Gran parte de la fama que las Tablas adquieren como magnífico lugar de caza, sobre todo a partir de mediados del siglo XIX, se debe a la divulgación que de ellas hace el valenciano Don Francisco Marti de Veses, que impulsa la Sociedad de Cazadores.

                                   


   A partir de la segunda mitad de los años 60 comienzan malos tiempos para las Tablas. Por un lado se aceleran las obras de canalización de los ríos manchegos, lo que incluye la desecación de la zona mediante el drenaje y la canalización del río Guadiana y sus afluentes. Por otro lado se comienza con la explotación de los recursos hídricos del subsuelo, en favor del cultivo de grandes extensiones de regadío. El campesino manchego entra en una espiral de vértigo para conseguir el preciado liquido; cada vez se dedica más tierra al regadío, lo que implica sondeos más profundos, lo que hace bajar aún mas las aguas. En pocos años el Guadiana queda definitivamente seco, y se produce un desastre ecológico y geológico de grandes magnitudes. Una de sus expresiones externas fue el de la combustión de la turba constituida por los restos vegetales acumulados durante siglos y que, al dejar de estar encharcados comenzaban a arder, bien de forma espontánea, bien inducidos por incendios en las tierras colindantes. La turba arde sin llama, internamente, con profusión de vapores que salen a través de las grietas del terreno.


                                    

  Los años 1996 y 1997 traen de nuevo la esperanza al Parque Nacional, que gracias a las abundantes precipitaciones están de nuevo al cien por cien de su capacidad. Renace de nuevo la esperanza; pero ahora hay que demostrar si hemos aprendido la lección que nos dio el agua, pues este optimismo hay que tomarlo con precaución.


                                                    LA FLORA

 Entre las plantas del Parque destaca la masiega, siendo Las Tablas el mayor masegar de Europa occidental. La supervivencia de la masiega está muy comprometida como consecuencia de la pérdida de calidad de las aguas y hoy ve mermados sus dominios originales por otras plantas palustres menos exigentes como el carrizo.
                                   

Otras plantas corrientes y que pueden conocerse y observarse con facilidad son las eneas, los juncos y las juncias, todas ellas en el interior o en los bordes del agua y formando masas compactas que la fauna aprovecha para alimentarse y como refugio. Pero la vegetación más delicada y de la cual, la mayoría de las anátidas dependen, es la que compone lo que suele llamarse pradera sumergida, estas plantas que suelen denominarse genéricamente como Ovas, tapizan el fondo de los terrenos anegados y necesitan aguas transparentes que permitan el paso de la luz, por lo que son muy sensibles a la contaminación.
Entre las especies arbóreas y además de las características encinas que pueden verse en formación de dehesas en las fincas próximas, merece nombrarse como árbol característico, al Taray, que adopta formas sugerentes en las islas que más se visitan del Parque.

                                             LA FAUNA

Nidifican más de 120 especies de aves, aunque son muchas más las que utilizan el Parque en un momento u otro a lo largo de su ciclo anual; es decir, para criar, para invernar o para descansar en época de paso.
Destacan por su importancia las garzas, como la garza imperial, varias especies de garcetas y garcillas; el avetorillo; los somormujos y zampullines; ánades de todo tipo, gran cantidad de patos en sentido amplio, que caracterizan en gran medida este humedal, existiendo especies nidificantes como las diferentes variedades de porrones existentes, o como el pato colorado que es el emblema de Las Tablas por ser este su principal punto de cría en el centro peninsular, ó bien especies invernantes como el pato cuchara, y la cerceta común.
                                
Además de las especies referidas, es un privilegio ver la escasísima cerceta pardilla, así como disfrutar en la época invernal de las abundantes bandadas de grulla común, que utilizan el Parque como dormidero después de alimentarse en los campos colindantes durante el día. Abundan las fochas , junto a limícolas como avocetas, cigüeñuelas y chorlitejos, por mencionar sólo unos pocos. Gaviotas y aguiluchos aparecen junto a una igualmente variada comunidad de pequeñas aves como el martín pescador, el escribano palustre y el bigotudo.
                                   
Aunque el principal interés faunístico de este paraje son las aves, conviene mencionar otros grupos como por ejemplo, los peces. Los vertebrados acuáticos a destacar son peces como la carpa común, la gambusia, el cachuelo, el calandino y la colmilleja.
Entre los anfibios cabe mencionar a la ranita de san antonio o al sapillo pintojo; entre los reptiles, a la culebra bastarda, al lagarto ocelado o al galápago europeo. Entre los mamíferos, sobre todo a la nutria, pero en el medio terrestre pueden encontrarse liebres, conejos, jabalíes, zorros, comadrejas, tejones, etc.
                                  



           BIBLIOGRAFÍA:

       





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